02.00 am. Me encuentro en mi habitación, concretamente en mi cama con la cabeza apoyada contra la pared y el portátil a mis piernas. Suena “All of me” y un sentimiento recorre mi interior, el mismo que al oír las demás canciones. Repito la de “Beautiful” mientras pienso cómo explicar esto que siento. No es miedo, tampoco felicidad. Es… como si me conmoviera algo, y mientras tengo una profunda conversación con alguien que hace una semana no existía para mi y ahora es alguien. Tampoco sé describirlo, y me pregunto yo: ¿Para qué existirán tantas palabras en el mundo si no siempre nos ayudan a expresarnos? Suena “Say something” y se me crea un nudo en la garganta, uno de esos fuertes, que molestan y te hacen sentir como si estuvieses en la carretera a 300 km/h. La canción no acaba, ni mis palabras, menos aún mis pensamientos y creo, que estoy experimentando un cambio. Puede que algo nuevo se avecine, algo distinto.
No sé si bueno o malo, ni me importa porque eso lo descubriré yo misma, pero sí que me entra curiosidad es cuántas personas están ahora como yo, leyéndome y sintiéndose identificadas. Eso es una de las cosas bonitas de la vida, que hay un mundo paralelo al nuestro, que no estamos solos, que alguien ahora mismo nos comprende. Suena “Let her go” y empiezo a suspirar, no es que no pueda más, para nada, pero siento que AHORA me voy a desahogar. Ganas de llorar, infinitas. Sé que antes de que termine el último minuto de la canción voy a derramar una lágrima. Zaaaaas, aunque ha sido más de una pero no os preocupéis, no es de tristeza, es algo inexplicable, eso de lo que hablábamos.
Qué de cosas tiene el ser humano, qué riqueza tenemos y no lo valoramos. Sentimos como nadie y somos los primeros en hacernos daño. ¿Hipocresía quizá? Supongo que hasta Don Quijote parecía más cuerdos que nosotros en cualquier etapa de nuestra vida. Y es que somos la puta montaña rusa personificada, uno lo exteriorizan y otros guardamos todo en forma de bomba nuclear hasta que nos explota en la puta cara y luego nos lamentamos. Y díganme sabios del universo, esos que son capaces de explicarlo todo, díganme cómo se hace para entendernos, para mirar más allá de lo que sentimos, para ver lo que se nos avecina. Y bien? No veo respuesta. Tal vez quiera decir que no todo tiene un porqué, ni un cuando ni un donde.